Anónimos se hace
con el fin de homenajear a aquellas personas que humildemente
ofrecieron todo su conocimiento y quehacer de forma generosa sin
pedir nada a cambio. Bertold Brecht recordaba que la historia
de los héroes y de los reyes descansa sobre esclavos y
súbditos, sobre obreros que podrían cobrar conciencia
de su anonimato si leyeran críticamente la épica
oficial.
Carlos Tejero devuelve a los anónimos la dignidad asociada
al nombre propio. A los autores y transmisores de literatura popular,
sin que esta pierda su arraigo en el común. A los costaleros
de las imágenes que desfilan por los libros de historia,
dándoles identidad en sus propios poemas. Escribe para
ellos, por ellos.
Anónimos,
sin nombres, sin premios,
sutiles trabajadores del silencio,
cómodos en su rutina,
sin reproches, asienten
resignadamente su condición
de eternos pasajeros de la nada.
El presente es ese charco
que no expira la luz
y callado emerge,
sume la boca en delirios
y se alza,
se alza para profanar las manos
cayendo en las rodillas,
rozándolas apenas.
La boca,
ese delirio que solo pronuncia rocío,
porque los años son una losa
que añora el pretérito,
manos que ahora serían racimos.
La boca,
pronuncia solo los ecos:
la mano es llanto del quejido,
lágrima que se pierde,
nostalgia de que sea hoy,
siempre,
la sonrisa que lame los cráneos
hasta enajenarlos.
El autor: CARLOS TEJERO
(Madrid, 1958)
Profesor de secundaria de Lengua castellana y Literatura en
un instituto público de Pinto. Ha realizado trabajos
de investigación para la Sociedad Española de
Estudios Literarios de Cultura Popular (SELICUP) recopilando
junto a Isabel Gutiérrez materiales de literatura oral
de la Axarquía malagueña.
Gracias a la iniciativa de su amigo y poeta Jesús Urceloy,
se editó su primer libro de poemas, El disfraz de
los paisajes (2012), en Ediciones Amargord y publicó
así algunos textos que solo conocían unos pocos
amigos. Su blog es: https://artepoeticacarlostejero.blogspot.com