De Cataluña a Catalunya
recopila las memorias de un embajador de España de
origen catalán pero con una formación sumamente
cosmopolita recogidas cuidadosamente y plagadas de anécdotas,
que aglutinan una parte de la historia, e «intrahistoria»
de la España y de la Europa de las últimas cinco
décadas.
La motivación del autor ha sido el deseo de mostrar cómo
un catalán que no tiene por qué compartir
la misma idea de España que otros españoles
puede sentirse tan español (o más) que ellos y ha
dedicado toda una vida a representar a su país como un
ejemplo magnífico de la riqueza que da la diversidad.
Es evidente que con esta biografía Juan Prat apunta a un
conjunto de lectores interesados por la historia y la política,
tanto internacional como nacional. No es tanto que el corte del
libro sea político en un sentido canónico, pues
brotan en cada página cantidad de recuerdos personales
y descripciones de los más diversos lugares en que ha ejercido
sus funciones, así como un buen puñado de sucesos
que acercan a un lector medio a personajes, circunstancias y acontecimientos
que habitualmente no aparecen en los medios de comunicación.
Desde su acendrado europeismo y su conocimiento de muy distintos
países, culturas e instituciones, el autor pone a disposición
del público esa atractiva parte oculta, esas costuras de
la Historia, para favorecer su difusión y un espíritu
crítico, en ocasiones con temas tan actuales como el del
«procès».
De Cataluña a Catalunya es sin duda un original
y documentado ensayo en el que se reflexiona sobre la historia,
los políticos y los diplomáticos.
El autor: Juan Prat y Coll
(Barcelona 1942)
Ingresa en la carrera diplomática en 1968 y en 1970 es
destinado a la Embajada de España en Ecuador. De ahí
da el salto a Moscú en 1973 para poner en marcha la Delegación
Comercial de España en la Unión Soviética.
De 1975 a 1978 se encuentra en la primera Embajada de España
en Corea del Sur. Vuelve a España y después de una
corta estancia en el Ministerio de Asuntos Exteriores, es nombrado
subdirector general y luego director general de Relaciones Pesqueras
Internacionales en los Ministerios de Transportes y de Agricultura.
En 1983 regresa a la carrera como jefe de la Oficina Económica
y Comercial de la Embajada de España en Marruecos, puesto
que abandona sorpresivamente a finales de 1985 para dirigir el
Gabinete de uno de los dos primeros miembros españoles
de la Comisión Europea. Allí ascenderá en
1990 al puesto de director general de Relaciones Exteriores, donde
será uno de los artífices del «Proceso de
Barcelona» en el Mediterráneo y de una verdadera
política europea hacia Iberoamérica. En septiembre
de 1996 es embajador en Italia hasta que en el año 2000
es nombrado representante permanente ante la OTAN. Finalizará
su carrera como embajador en La Haya y representante permanente
ante la OPAQ, de donde pasará a ser, desde 2011 a 2013,
delegado de la Generalitat de Cataluña ante la Unión
Europea en Bruselas, donde reside en la actualidad.
Desde 1996 hasta 2005 fue presidente del Consejo Consultivo del
CEI International Affairs.