Conde de Ballobar: Diario de Jerusalén 1914-1919. Presentación, introduccion y notas de Eduardo Manzano Moreno

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Diario de Jerusalén. 1914-1919
Conde de Ballobar

Conde de Ballobar: Diario de Jerusalén 1914-1919.  Presentación, introduccion y notas de Eduardo Manzano Moreno

Coleccción LA VALIJA DIPLOMÁTICA, Nº 71
Presentación, introduccion y notas:
EDUARDO MANZANO MORENO

324 páginas • 22€
I.S.B.N: 979-13-87751-18-0

<<Próximamente a la venta>>

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Al estallar la Primera Guerra Mundial, Palestina era parte del agonizante Imperio Otomano. La decisión de éste de entrar en la contienda junto a los Poderes Centrales y los acontecimientos ulteriores determinaron decisivamente la configuración política de la región.

En esos años cruciales, de 1914 a 1919, fue cónsul de España en Jerusalén Antonio de la Cierva Lewita, Conde de Ballobar. Este Diario que allí escribió el diplomático español es un relato de primera mano de los hechos más destacados de aquellos días: el esfuerzo bélico de los turcos, las rivalidades diplomáticas por controlar los Santos Lugares, la penetración sionista en Palestina o la toma de Jerusalén por los británicos en 1917 con miras a establecer un dominio colonial sobre la zona.

Ballobar vivió una experiencia singular ya que otros países europeos y los Estados Unidos retiraron sus legaciones al entrar en la guerra, el cónsul español acabó velando por los intereses de todos los enemigos de Alemania. Fue así testigo privilegiado y al tiempo partícipe en los hechos que relata.



Antonio de la Cierva y Lewita, Conde de ballobar
Conde de Ballobar: Diario de Jerusalén 1914-1919. Presentación, introduccion y notas de Eduardo Manzano Moreno

(Viena, 1885 - Madrid, 1971).
Su madre era austríaca de origen judío y su padre, agregado militar de la embajada española en la capital austríaca. En 1911, Ballobar entró en el servicio consular y fue nombrado vicecónsul en La Habana.

En mayo de 1913, fue nombrado cónsul en Jerusalén; aunque llegó en agosto de 1913, estuvo varios meses viajando por la región y sirvió en Jerusalén hasta 1919.
En enero de 1920, Ballobar, agotado de su misión en Jerusalén, fue trasladado a Damasco y, en noviembre del mismo año, al más relajante Tánger, donde sirvió durante unos meses. Después de la guerra, se casó en 1920 con Rafaela Osorio de Moscoso, duquesa de Terranova, y en 1921 renunció a su cargo de cónsul. Ballobar siguió trabajando para el Ministerio de Asuntos Exteriores con destino ante la Santa Sede. Le ofrecieron varios cargos importantes que rechazó y, de acuerdo con su familia, Ballobar volvió a España. En mayo de 1949, fue destinado de nuevo como cónsul general en Jerusalén, donde sirvió hasta 1952. Poco tiempo después, fue requerido por los religiosos españoles residentes en la Ciudad Santa para dirimir las querellas surgidas con los de otras nacionalidades. Terranova (antes Ballobar) volvió a Tierra Santa, seis meses, en comisión de servicio. De vuelta a España, fue nombrado director general de la Obra Pía, puesto que ocupó hasta 1955, cuando se jubiló.



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