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Entrevista: Andrés Carlos López Herrero
La mayor parte del tiempo que en mi vida ocupaba las imágenes comenzó a llenarse de palabras. Y un buen día, entendí que tenía entre manos un libro de poemas.
Andrés Carlos López Herrero

— Su debut en el mundo de la literatura es su poemario "Caminando desnudo". Explíquenos su origen y esencia, y qué ha pretendido transmitir con él
— La necesidad de publicar ha surgido de la necesidad de comunicar. Por diversas razones necesitaba tomarme un descanso en mi faceta profesional de artista plástico. La mayor parte del tiempo que en mi vida ocupaba las imágenes comenzó a llenarse de palabras. Y un buen día, entendí que tenía entre manos un libro de poemas. Poemas que tan solo suponen una forma de expresar mi mundo interior, mis preocupaciones y anhelos, mi visión del hombre y el mundo desde un punto de vista honesto y sincero.

— ¿Qué le da la poesía frente a la narrativa?
— En la poesía encuentro la libertad artística más absoluta, tanto desde un punto de vista intelectual como desde un enfoque formal. Me permite desprenderme de artificios y alejarme de modas y atajos creativos. Encuentro en ella una herramienta de enorme potencial para desarrollar mi creatividad, relajado, sereno, y por tanto, seguro.

— Tiene usted una trayectoria larga y prestigiosa cargada de premios de pedagogía, arte y creación ¿A qué más disciplinas se dedica? ¿De dónde saca tiempo para tanto?
— Intento conocer y disfrutar de todo lo maravilloso y estimulante que nos ofrece este mundo. Soy una persona nerviosa (podría tildárseme de hiperactivo) y con una gran energía interior, lo que a veces me juega malas pasadas pero que bien enfocado me permite acometer numerosas empresas. Me apasiona la creación (pintura, grabado, dibujo, fotografía, arte digital, etc.) y encuentro fascinante la enseñanza. Se aprende muchísimo enseñando. Desde niño siempre he sentido una gran curiosidad por el conocimiento.

— Nos ha llegado el rumor que tras la poesía quiere probar suerte con la literatura infantil ¿Es proclive a los cambios constantes, de dónde ese ansia de experimentación?
—Estoy escribiendo una novela de género. Una historia de y sobre la fantasía. Tras publicar he descubierto lo gratificante que es compartir mi obra con los lectores. ¿Y qué mejor lectora que mi hija Lucía, que a sus 9 años ya ha devorado decenas de libros? Por ello, he emprendido esta aventura literaria, para hacer feliz a mi hija y para disfrutar del enorme placer de dejar volar la imaginación.

Como he comentado antes, soy hombre de mente y cuerpo inquietos, necesito retos que me estimulen para no caer en la apatía. Tras el profundo ejercicio de sinceridad y análisis de lo real que han supuesto los poemas de "Caminando desnudo", ahora encuentro estimulante aprovechar la inocencia y la alegría de la que me nutren mis hijos para sumergirme en la materia de la que están hechos los sueños, la fantasía. Trabajo que alterno con la escritura de mi siguiente poemario. Creo que es un desafio ilusionante el moverme entre la barrera que separa lo real y lo fantástico durante los próximos meses, ver cuan nítidos son esos límites.

— Su poesía es bastante crítica con la sociedad ¿Qué salvaría de ella y qué no?
— De la sociedad salvaría a las personas en general y condenaría a algunas personas en particular.
Salvaría el amor, la pasión, la alegría, y condenaría la envidia, la avaricia y el rencor.

— ¿Es de los que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor?
— No. Me encantaría que mi juventud se desarrollara ahora con la cantidad de posibilidades de aprendizaje e información que existen hoy en día. No soy un nostálgico. Solo miro hacia atrás para coger impulso.

Manifiesta que su familia es la clave angular de su mundo ¿Es el amor la tabla de salvación única?
El amor, en sus múltiples formas, es la energía que mantiene unido al universo. Sin ella todo se termina destruyendo, con ella todo es posible.

Cuándo se pone a escribir, lo hace para sí mismo o pensando en sus posibles lectores?
Hasta ahora, mi escritura siempre ha sido un acto egoísta. Tan solo pienso en mí. Quizás eso por eso me siento tan libre escribiendo. Si uno quiere agradar a todo el mundo corre el riesgo de no gustar a nadie. Por esa razón prefiero la literatura sincera. Respeto a cualquier escritor/a que sea honesto con su trabajo, pese a que su obra no me agrade siempre defenderé a aquellos que escriben con el corazón y no con el bolsillo. Aun escribiendo ahora una narración fantástica que me agradaría que leyeran mis hijos, lo hago sin obsesionarme en si les gustará o no. Pues, de lo contrario, corro el riesgo de escribir una historia encorsetada por lo que creo que les gustaría y no la mejor historia que sea capaz de contar.

Si pudiese cambiar algo en este mundo a través de sus obras, ¿qué sería?
Hay tanto por arreglar…por ejemplo: ojala pudiera cambiar el sufrimiento innecesario. No estoy en contra del sufrimiento como tal, pues lo creo necesario para desarrollarnos, pero existe tal cantidad de sufrimiento innecesario… sobre todo en el ámbito infantil, el más cruel de todos… Desgraciadamente no parece que eso sea posible. Pero de sueños vive el hombre.

¿Es de los que afirman que una imagen vale más que mil palabras, o bien que una imagen miente más que mil palabras?
Creo que el poder de la imagen es tan grande que vale más que mil palabras pero que el hombre, entidad aun más grande, está moldeando la imagen para disfrazar y proclamar sus mentiras.

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