
Nació en la provincia de Málaga.
Es Licenciada en Filología Hispánica y ejerce
la docencia en el I.E.S. «Siete Colinas» de Ceuta.
Ha publicado los libros de poesía Con la vida a cuestas,
El dedo índice y La maldita comedia y una vitola,
Poemas para leer de pie (Grupo Anais, Granada). Su último
poemario es Aguamarina (Torremozas, 2010).
En el 2011 han visto la luz dos novelas: La verdad si es
que existe y Secundarios.
Dedica una parte de su tiempo a impartir talleres de poesía
y narrativa. Ha formado parte de mesas redondas sobre la poesía
y las revistas, así como en el Mapa Poético 7.0
(Córdoba).
Parte de su obra ha sido ha traducida al inglés desde
Ursinus College (U.S.A.) y New Jersey.
Dirige actualmente «Mester de vandalía».
A veces, me siento, hipnotizada o poseída, sin que anide
la costumbre, pero con la constancia de sentir, al final, mejoría,
y escribo un poema. Me dejo vaciar y vuelco fuera de mí
el peso léxico que no me deja proseguir, como negando,
como si pudiera desprenderme de un posesivo ineludible.
A veces eludo; eludo y rechazo como una excusa de supervivencia,
los nombres de los sentimientos que me embargan, el designio
del sufrimiento, la congoja fraguada de los signos que casi
me habitan como mi yo hasta que apenas me permiten ser mi otro
yo, yo misma, y se lanzan en avalancha y me desbordan y me dominan
porque acabo aceptándolos y me dictan un libro.
Recitar las desigualdades tras el telón oscuro puede
ser la clave para abrir el alma, para la comunicación,
para la esperanza.
En Cuadernos del Laberinto ha editado HEBRAS
DE UNA HOGUERA y colabora en la Antología
de poetas contemporáneas ENÉSIMA HOJA, Me
gusta la Navidad. Antología de poesía navideña
contemporánea, y en ATLAS
POÉTICO. Viajeras del siglo XXI
AMOR IDÉNTICO Se quieren como nosotros. No sé si alguno
de los dos retirará la mejilla ardiente cuando al cruzar los alientos pinchen
las barbas, ni si arañan las abruptas manos cuando ceden las caricias o
domina la espalda al pecho pero sé que se rozan como jades esculpidos, que
se acechan como azabaches de lobo que se miran como aves de limón, que
se adoran como príncipes del trópico en su ínsulas
suntuarias y que el corazón que riega las copas de su brindis, bombea,
masculino, ajeno, cegando el mundo del tú al yo. |