Coleccción ANAQUEL DE POESÍA, nº93
I.S.B.N: 978-84-120024-9-2 222 páginas 15,50
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Prólogo de SANTIAGO LORENZO
Esto no es un libro, es un teléfono.
Cuando Eva Vidal escribía lo daba todo, ponía su
corazón en manos del lector para que este la recibiese
tal y como era: libre, sincera y espontánea. Por eso leer
este libro es como hablar con ella. Uno puede notar su voz susurrándole
al oído, caminando de su mano a través de su fascinante
universo personal. Y el mundo de Eva es, como podrá notar
en estar páginas, único e irrepetible. Cuando Eva
pisaba un prado la hierba bajo sus pies parecía abrazarla,
los animales corrían a buscar sus caricias y las nubes
se apartaban cortésmente para que el sol la calentara.
Cuando escribía, el fenómeno se reproducía.
Todo en sus líneas es natural y liviano, fácil y
luminoso.
Desgraciadamente las sombras y los problemas se entrometieron
en la vida de Eva, que nos abandonó muy joven, en una víspera
de San Juan. Por eso este libro, este teléfono, es doblemente
valioso. No sólo nos comunica con una gran autora, sino
que también lo hace con una gran autora que está
muy lejos.
En estas páginas se incluye lo mejor de la obra de Eva
Vidal. Sus relatos más premiados, los textos teatrales
que ella misma dirigió en sus representaciones y su menos
conocida obra poética, un compendio de joyas preciosas
y deslumbrantes.
SER PEZ
Ser pez y ser mal nadador.
Al fondo una tormenta que amenaza
y en la mesa un puré de calabaza
que se te quedó a medias.
Ser planta y no hacer la fotosíntesis.
QUÉ NIÑA TAN BUENA
Qué niña tan buena,
qué buena la niña,
cómo obedece.
Que no le doy de comer
y se cree que crece.
Creo que ya no puedo engañarla por más tiempo,
creo que empieza a sospechar.
ESPERO
Espero que si algún día sea posible explicar con
fórmulas
y cantidades por qué da risa lo que da risa,
y hacer que obedezcan los sueños o programar el tiempo,
o conocer los pensamientos privados,
y la emoción profunda de la poesía,
ese día, esté el mundo a punto de explotar.
No pasará nada, quizá nubes de ceniza, quizá
alguien sobreviva, alguien que no acabó la EGB, que no
sabe arameo, ni descifrar los jeroglíficos.
Porque inventará otros.
Y las mantis, y la rana, y la ballena y el pez martillo, y el
plancton, seguirán haciendo lo suyo sin saber que una especie
desapareció, aunque si lo supieran reaccionarían
a ello con alivio.
Eva Vidal
Nace en Bilbao en 1972, donde estudia
periodismo y arte dramático.
Escribe, dirige y actúa en diversas obras de teatro y danza
experimental entre las que destacan "¿Qué vamos
a hacer con lo incorregible?" y"No sabes cuánto
esperamos de ti".
Como escritora de relatos cosechará distintos galardones.
Su cuento "Eulalia" recibe en 2012 el primer premio
en el concurso literario Bizkaidatz, convocado por la diputación
de Bizkaia y; en 2013, el segundo premio en el certamen Les Filanderes.
En 2012 escribe y dirige también la obra de teatro "Colisión",
llevada al público en la sala Microteatro por Dinero, de
Madrid.
En 2014 el Gobierno de Euzkadi financia la producción de
la obra "Los Túneles", y ese mismo año
gana el tercer premio de relato Río Órbigo con el
texto "La Clase".
Muere en la isla de Mallorca en 2017.
Prólogo
(Por Santiago Lorenzo)
¿Dónde se creen que
están las personas que salen en las noticias?
¿Escondidas en un mundo aparte?
Eva Vidal
Esto de aquí es una ensalada de tiros. Una miscelánea
compuesta de entrantes (cuentos), principal (teatro) y postre,
el menú de una autora que hace a percusión, cuerda
y viento porque todo le vale para tocar. Eva Vidal era de darle
a todo, a tres perfiles, a tres cabezas, como la gente que tiene
mucho que contar y mezcla soportes porque grita con fondo y la
forma qué más da. Vamos a ver a Eulalia, la mujeruca
que tiene visiones tendida sobre el lecho de un río. A
un tío que quiere comprar armas, a la anciana que se empeña
en sacarse el carné de conducir, a la otra que se empeña
en un funeral a su gusto. Y a la dama que se compra unos zapatos,
y no otros, porque
ya se verá. Con un manejo del
lenguaje maravilloso, he aquí una agria galería
de personajes excéntricos que se desembarazan de una carga,
que resuelven en un momento partidas de años, como en un
mate aplazado y decisivo.
Su teatro es de amores. En conflicto, cómo si no. Ya sea
entre personas o entre nada menos que dos pulgas, especímenes
que también sufren sus problemas de pareja pulgar. En Los
túneles, su pieza más larga, Vidal se permite el
lujo de reinventar en versión tenebrosa el subgénero
de la «comedia de puertas».
La poesía es a borbotones, y como de pulsión corredora.
No es de palabras, que tendría poco mérito. Sino
de ideas, imagenes y metáforas al límite del desquicie.
Por esos accidentes de la vida, pudiera pensarse que Eva Vidal
es un descubrimiento tardío. Hay que negar la mayor: ningún
descubrimiento lo es.
(Santiago Lorenzo)
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