Primeros Mártires en Japón, Nagasaki. Autores: Manuel Prieto y Arsenio Muñoz, protomártires de Japón, mártires franciscanos

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Primeros Mártires en Japón, Nagasaki
Manuel Prieto y Arsenio Muñoz

Primeros Mártires en Japón, Nagasaki. Manuel Prieto y Arsenio Muñoz

Coleccción ANAQUEL DE HISTORIA, nº 10
368 páginas • I.S.B.N: 978-84-18997-02-0 • 20 €
II Premio Internacional Cuadernos del Laberinto de Historia, Biografía y Memorias, 2021

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«Primero mártires en Japón. Nagasaki» revela una parte de la historia que hasta ahora ha permanecido poco clara, y lo hace basándose en todas las representaciones que se conocen del tema: desde grabados, murales, relieves, tallas, cartas... para dar a conocer cómo fue el martirio de estos ventiseis mártires de Nagasaki en el siglo XVI (1597). Es importante destacar la gran aportación de nombres, lugares, personas, acontecimientos, descripciones que aparecen en la obra, siempre apoyado por notas de referencia a documentos. Porque, en este caso, las notas, más de 140, son indicaciones obligadas para ser leídas, y conjuntar todo el trabajo con el apoyo y firmeza que da la investigación y el estudio.

La manifestación iconográfica recopilada pone de manifiesto su apoyo en los hechos históricos narrados por quienes fueron testigos presenciales de aquel trágico acontecimiento de las crucifixiones

En la iconografía aparecen detalles y estudios nuevos, como la Cruz de nácar que se encuentra en las Salas de Arte del santuario de Arenas de san Pedro, y el cuadro de san Pedro Bautista, atribuido a Goya, actualmente en las Salas de Arte del Santuario de san Pedro de Alcántara de Arenas. Ya no solo se trata de colocar y ambientar, con las razones de la iconografía, el hecho del martirio en Nagasaki, cuyo grupo estaba dirigido por san Pedro Bautista, nacido en san Esteban del Valle (Ávila), sino enriquecer el conocimiento y estudio con estas obras tan desconocidas.

Esta obra fue galardonada con el II Premio Internacional Cuadernos del Laberinto de Historia, Biografía y Memorias, 2021


Primeros Mártires en Japón, Nagasaki. Autores: Manuel Prieto y Arsenio Muñoz

Los autores: Manuel Prieto y Arsenio Muñoz

MANUEL PRIETO
Nació en la provincia de León.
Licenciado en Teología por el Pontificio Ateneo Antonianum de Roma, 1967.
Titulado como Profesor de Dibujo por la Escuela Superior de San Fernando. Madrid, 1975.
Licenciado en Bellas Artes, Sección Pintura por la Facultad de Bellas Artes de Madrid, 1983.
Licenciado en Bellas Artes, Especialidad Restauración, por la Facultad de Bellas Artes de Madrid, 1984.
Doctor en Bellas Artes por la Facultad de Bellas Artes de Madrid, 1987.
Profesor de Restauración en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. 1984-2010.
En 2014 publicó con gran éxito de crítica y lectores «Hablando con San Francisco (una paráfrasis)», una biografía en forma de diálogo, de San Francisco de Asís. Y en 2017, «Testigos de la fe en el país del sol naciente».

ARSENIO MUÑOZ MARTÍN
De origen abulense, terminó estudios de filosofía y teología.
Enamorado del arte en todas sus manifestaciones, desarrolló una rápida actividad pictórica con más de una treintena de exposiciones.
Estudió restauración/conservación de obras de arte y durante más de tres décadas ha hecho compatible su vida eclesial con la actividad pictórica y el estudio de los temas más diversos, destacando siempre su gran preocupación por la belleza en el arte y la iconografía.
Ha publicado, entre otros, los siguientes libros: «Homenaje a San Juan de la Cruz. IV Centenario» (1991), «Museo de Arte Sacro. Pastrana, (Guadalajara)» (2005), «Arte, vida y Costumbres de un pueblo. (Gimialcón, Ávila)» (2006), «Vivir con pasión» (2009), «Vida oculta de un místico» (2011), «Discípulo de la Verdad» (2013), «Testigos de la fe en el país del sol naciente» (2017) o «Parroquia de san Antonio del Retiro» (2020).




Prólogo. Por Victorino Terradillos Ortega

LA UNIDAD de este libro puede sorprender si se mira de modo superficial, aunque todo él está construido para hablar de un mismo tema y dar razones suficientes para aclarar algunos puntos que, a lo largo de la historia, no han sido aún bien aclarados.

Todo el tema seguido es, como dice el título, presentar a los Primeros Mártires de Japón, en Nagasaki, y estos protomártires mirarlos en sus representaciones de grabados, relieves, murales, tallas; en todas las manifestaciones que han ilustrado sus vidas.

Más antes de pasar a las ilustraciones y estudios de los veintiséis Mártires de Nagasaki, se debe profundizar quiénes son estos testigos de la fe, de dónde han venido y cuál es su estilo de vida.

La unidad está dicha al estudiar a estos protagonistas de la historia, en su misma vida, peculiaridad de evangelización y misión. Al frente del grupo está fray Pedro Bautista. La personalidad, oficio y representación, su talante de cercanía a los pobres, junto con otros cinco franciscanos y sus catequistas, a los que se unirán tres jesuitas, dan un tono universal al martirio que tuvo lugar el 5 de febrero de 1597, frente a la bahía de Nagasaki.

Pero esta unidad que se da en el martirio, tuvo que sufrir sus embates durante los años. 

LAS DIFICULTADES vienen solas y porque las creamos nosotros. A lo largo del estudio profundo, con notas múltiples, se ve cómo hay una oposición a que los franciscanos lleguen a evangelizar a Japón, donde están ya los jesuitas, desde el año 1548 que ha llegado Francisco Javier, y con una bula donde se prohíbe que otros institutos vengan a estas tierras. Pero a la bula de Gregorio XIII (Ex pastorali oficio) se va a dar la lectura amplia de Sixto V (Dum ad uberes fructus), donde se puede leer una revocación expresa del Breve de Gregorio XIII. Con esto, ya los franciscanos llegan a Japón, fundan casas y leproserías, y se establecen con su modo de evangelizar: pobres y humildes, produciendo un choque con los estilos de grandeza, presentando una imagen de igualdad con los pobres, los leprosos, y creando una predicación de la imagen, del ejemplo. Un choque muy fuerte.

LOS FRANCISCANOS. Fray Pedro Bautista ya ha cumplido su misión de embajador desde Manila, enviado por Pérez Dasmariñas, y se encuentra en Meaco donde es recibido por Taicosama. Todo lo que en este estudio de Manuel Prieto y Arsenio Muñoz se describe en torno a esta embajada y encuentro no pierde detalles, ni observaciones. El buen trato, los regalos, y la ofrenda de terrenos para comenzar a evangelizar los franciscanos, la cercanía y amistad ofrecida. No se han sometido al emperador. Hay que interpretar bien las cosas, los gestos y las palabras. Los franciscanos se instalan en Kyoto, Nagasaki, y se ejercitan en la misión de servir a los leprosos, vivir en el rigor de los franciscanos reformados por san Pedro de Alcántara, tener horas de oración, adorar el Santísimo Sacramento y la catequesis. Lo que se dice, un apostolado horizontal que se diferencia de apostolado vertical jesuita, que atiende a las élites.

Los franciscanos han llegado el año 1593. Las condiciones de predicar están siendo muy restrictivas por un edicto de Taicosama ¿Y ahora vienen los franciscanos?

HAY UNA POLÉMICA, a la que se da mucho cauce en este libro, para examinar lo que sucederá en poco tiempo, el martirio. ¿Son unos imprudentes los franciscanos? ¿Se puede evangelizar en Japón con tal pobreza como visten y practican los franciscanos? ¿No es primordial en la predicación del evangelio la humildad?

Hay que leer y releer, y mirar las notas y testimonios, las fuentes, todo cuanto de modo extensivo e intenso se dice en este libro, para llegar a crearse un juicio exacto del porqué el martirio. Nadie duda de los hechos como se dan con el naufragio del galeón español «San Felipe», de la rica mercancía, de los mundos divididos entre españoles y portugueses. Hay que tener en cuenta la riqueza de la carga. De todos modos, desde el estudio y documentos, el martirio ha sido por predicar su ley a gente baja, a siervos y esclavos. No se pasa la reacción de los bonzos ante la doctrina nueva que cambia el concepto de clases.

LOS PROTAGONISTAS de esta obra densa, que nos da detalles inéditos, relata el camino de la evangelización franciscana y el martirio de los primeros mártires en Nagasaki. Desde la lectura de un grabado, «gráfica e iconográfica respuesta» se nos presenta la memoria que ha sido distorsionada por algunos, y por muchos totalmente desconocida. Es un grabado que ilustra la Crónica de la Provincia Franciscana de san José, escrita por el Padre Marcos de Alcalá, en 1736. Esta página, explicación y explanación, nos da pistas para entender las descripciones que luego se harán, con sus estudios detallados, de las representaciones del martirio y de los mártires.

«Aquí hunde sus raíces el árbol que contemplas en toda su significación, es la plasmación gráfica e iconografía de un permanente afán de autenticidad evangélica; la perdurable aspiración a la vuelta de la fiel observancia de la Regla del Poverello sin glosas, sin dispensas». Las vidas, que exponen en conjunto y por individualidades, están enraizadas, y así los ilustra el grabado, en Cristo, Francisco de Asís y Pedro de Alcántara.

UNO POR UNO va siendo expuesto en grabado, en datos de su biografía, en su martirio. Creo que aquí está mucho de la unidad del estudio, de la obra y del interés que puede crear este trabajo que ahora se presenta al público. No queda nadie rezagado, ni desconocido, sino que queda completado con su imagen y el vaivén en el que se encuentran sus vidas, tan perseguidas y conducidas hasta la cruz y las lanzas.

Junto a los nombres están las casas, las fundaciones. En el apartado de Nagasaki se coloca una carta de fray Pedro Bautista al Viceprovincial de la Compañía. Hay una invitación a leerla, estudiarla. «Sepa que yo estoy en Japón con licencia de Dios y del Papa y con la del Rey don Felipe y de Taiko. Por lo cual ruego mucho a Vuestra Paternidad que mire bien el escándalo que se dio cuando, por parte de la Compañía, se hizo tanto impedimento en Manila de Filipinas. Mire qué se ha dicho en Meaco, pues como Vuestra Paternidad dice, dicen los gentiles que estas dos religiones son como los bonzos del Japón, donde hay diversidad de pareceres y salvación».

EN LA LECTURA que da unidad a este estudio, no se pueden pasar por alto las páginas que hablan de roces, fricciones y más. Se ven los modos tan distintos de pensar, se advierten las tensiones. Hay un tema muy delicado, donde se muestran hombres, jesuitas y franciscanos de una talla inmensa y generosidad sin límites, implicados en roces y fricciones humanas, y, el martirio era una posibilidad que podía materializarse en cualquier momento.

Con detalle, también en los grabados que se explican desde el ángulo del arte y la historia, sin ninguna separación, se pone en evidencia la figura y persona del obispo Pedro Martínez, jesuita. No se trata de desfigurar una figura, sino de darle el contorno que le corresponde. Y así, los autores de esta obra de estudio y arte, lo colocan, con mucho respeto, en su lugar. No es echarle la culpa del martirio, pero sí colocarle muy cerca de unas actuaciones que pudiera haber evitado, pues él está viendo desde su casa el martirio.

LA UNIDAD está muy presentada desde las cartas. Cartas desde la cárcel, que dice fray Jerónimo que le escribió el P. Comisario. Toda una descripción del viaje o viacrucis, itinerario desde Meaco a Osaka, de Osaka a Sacay, de pueblo en pueblo, de Fakaka a Nangoya y a Nagasaki.

Hay tantos nombres, lugares, personas, acontecimientos, descripciones del dolor, la cárcel, el testimonio de los franciscanos, de los laicos catequistas y de los jesuitas, y todo tan apoyado por notas de referencia a documentos, que la unidad se hace continuamente visible. Porque, en este caso, las notas, más de 140, son indicaciones obligadas para ser leídas, y conjuntar todo el trabajo con el apoyo y firmeza que da la investigación y el estudio.

LA ICONOGRAFÍA es puntal de armonía y unidad de todo el relato, de las personas y, sobre todo, el lugar y martirio de los Primeros Mártires de Japón, veintitrés franciscanos y tres jesuitas. Muy estudiado y pormenorizado vienen las imágenes de los Protomártires de Nagasaki, conforme a los relatos visuales y escritos. Estamos delante de verdaderos documentos. «La manifestación iconográfica recopilada pone de manifiesto su apoyo en los hechos históricos narrados por quienes fueron testigos presenciales de aquel trágico acontecimiento de las crucifixiones». Estamos en el verismo, mínimos detalles, de los primeros momentos.

Mirar cada grabado, su composición, símbolos, nos hace entender la peculiaridad del hecho. Grabados que se tienen ya desde antes de ser beatificados y con su ocasión, 1627, donde se ven las lanzas, los nombres, el modo de colocar las cruces, mujeres y hombres, la nao «San Felipe», la casa de los jesuitas, etc.

La abundante iconografía de los veintiséis Primeros Mártires de Japón, otras veces solo los veintitrés franciscanos, otras solo uno, o los seis de la Primera Orden, recorre los siglos, desde su martirio hasta la más reciente actualidad.

En la iconografía aparecen detalles y estudios nuevos, como la Cruz de nácar que se encuentra en las Salas de Arte del santuario de Arenas de san Pedro, y el cuadro de san Pedro Bautista, atribuido a Goya, actualmente en las Salas de Arte del Santuario de san Pedro de Alcántara de Arenas. Ya no solo se trata de colocar y ambientar, con las razones de la iconografía, el hecho del martirio en Nagasaki, cuyo grupo estaba dirigido por san Pedro Bautista, nacido en san Esteban del Valle (Ávila), sino enriquecer el conocimiento y estudio con estas obras tan desconocidas.

LA UNIDAD del estudio, de las notas y bibliografía, dan la posibilidad de seguir investigando y, nunca se podrá olvidar, grabar también el ejemplo de misión pobre y ejemplar, cercana a los más pobres, que este grupo primero supo sembrar en Japón, donde trataron de aprender el idioma, las costumbres, sin renunciar a una evangelización muy pegada a los más pobres, los leprosos.

Hay una geografía donde se ha representado mucho la iconografía de los Primeros Mártires de Japón: Filipinas, México, Perú, Italia, España. Lo mismo en tallas, que en vidrieras, en técnicas de cerámica que en murales. Todo se nos da a conocer en este detallado corrido, donde habría que citar nombres. Ahí quedan expuestos, a lo largo de todo este estudio que sugiere aún más que lo que dice en tantas páginas.

LA UNIDAD la han hecho posible estos dos estudiosos, técnicos, e investigadores, Manuel Prieto Prieto y Arsenio Muñoz Martín. Si uno es Doctor en Bellas Artes, el otro es pintor de exposiciones, graduado en Restauración, escritor y siempre inquieto por saber y publicar. Dos manos que prestan pincel y trabajo, estudio y categoría a este libro que ahora llega a tus manos. No hay que temer, sino seguir investigando, creando más cultura y evangelización. Aquí queda unido el saber, el investigar, y el arte dicho y expuesto. «Competentemente letrados».


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