Coleccción Berbiquí de poesía,
nº32
198 páginas I.S.B.N: 978-84-18997-25-9 15€
Coordinador: Terradillos Ortega, Victorino
Ilustraciones: Ángeles Zazo,
La poesía queda como un reducto de silencio en
los pueblos, en los prados, dentro del interior del bosque,
y, muy profundamente también aparece lo poético
en cada interior de las personas, vivan donde sea, ciudad
o calle vacía, viajando o en lo más perdido
de un desierto, en el concierto musical y en la soledad
más total. Nos pertenece lo poético, el
misterio de la palabra, la sinfonía inacabada que
vibra en el ser personal y de la naturaleza.
¿Fue un poeta este santo franciscano, fray Pedro
de Alcántara? Cierto que vibraba con la naturaleza
viva, en medio del paisaje, en el interior de su pequeño
convento, y que daba voces en medio del bosque al sentir
y contemplar la hermosura de la creación y la magnificencia
del Creador. Como el Hermano Francisco de Asís.
Acercarse a su figura, persona, vivencia ha producido
versos y cantos, poemas de lo más variado a lo
largo de los tiempos, y, en este momento actual, cuando
alguien se asoma a las simas de su persona, tan mística,
penitente, dulce, de palabra suave, no hace sino prorrumpir
en creaciones de versos o prosa. Siempre inspira fray
Pedro de Alcántara, el santo de la Reforma más
austera y misionera.
Aquí hay unos ejemplos de poetas que, en actualidad,
han querido ser cantores para unos días de fiesta
y regocijo, presentando en sus composiciones miradas o
lenguajes que confluyen en un Cuadro lleno de armonía
y belleza.
Se trata de recoger en bandeja de plata y bordado fino
el espíritu místico que aletea siempre en
la figura de este gigante y pasmo de la dulzura y de la
penitencia, de la afabilidad y lindo entendimiento.
San Pedro de Alcántara no se decidió a escribir
sino bajo la presión de una petición, pero
nadie duda que en su interior está la altura más
sublime del Amor y de las expresiones del Cantar. Ahora,
sencillamente y de modo amigable, otras personas tratan
de hablar de él utilizando la forma poética,
que siempre guarda algo de más allá, de
misterio, de evocación y alcance.
Prólogo. Por Victorino
Terradillos
Muchas veces no se sabe por dónde
empieza el poema. Posiblemente en una búsqueda,
en una duda, dentro de una alegría o tristeza,
pérdida o hallazgo.
CUADRO ha sido una inspiración múltiple,
de tierras muy diversas, de manos que han logrado unirse
en un centro: fray Pedro de Alcántara.
De este hombre, franciscano y místico, amigo de
sor Teresa de Ahumada, ya han escrito anteriormente. Todo
un libro grande, dirigido por fray Antonio Corredor, publicado
en 1976, nos da versos de lo más íntimo
y descriptivo, en las formas más clásicas
y modernas. Todo de altura.
Y es que lo de hoy, sin ser originales, se apoya sobre
el plinto del principio, de la vida original, del primer
escrito de la santa de Ávila que hablaba de fray
Pedro «de muy lindo entendimiento, de pocas palabras,
pero muy sabrosas». Y queriendo, para ahora mismo,
un cuadro que tuviese rasgos de verdad, sinceridad, muy
parecido a Cristo, no encontró otro retrato más
cercano que la vida del bendito fray Pedro de Alcántara.
Esta es la expresión de santa Teresa, en el capítulo
27 del Libro de la Vida: «¡y qué bueno!»
nos lo dio Dios para este tiempo. ¡Buen retrato!
Cuadro acabado en perfección de Zurbarán
o Velázquez, escultura de Alonso Cano, modernidad
mística de Navarro Gabaldón.
Partiendo del cuadro, cada poeta ha expresado su sentimiento,
lugar, luz, avance, deseo, referencia. Todo en vínculo
afectivo, poético, bajo una mirada de naturaleza
y misticismo.
Si hubiese que decir, añadiríamos la importancia
de leer los versos, volver a releerlos, fijarse en el
cuadro que nos ponen delante de los ojos. Con la sencillez
de una pintura querida, sentida, un trazo elegante, nos
dan, ¡todos los poetas!, sonido en su oquedad, silencio,
palmas, torbellino de luz y fuego.
En este prólogo, antes de la palabra que se presenta,
quiero dejar constancia del agradecimiento a todas las
personas que intervienen con sus poemas, una por una,
y a la ilustradora de este poemario, Ángeles Zazo.
Un agradecimiento especial en la coordinación a
María Ángeles Álvarez, y a tantas
personas que suelen quedar en el anonimato y son apoyo
y energía en las obras que salen escritas y firmadas.
Gracias.
Estamos invitados todos a mirar este CUADRO, poema en
verso o prosa, para recomponer bellamente la figura, espiritualidad
y persona de fray Pedro de Alcántara, cuyo cuarto
aniversario de su beatificación celebramos en este
2022.
Gracias.
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